PBRO. RAMIRO FITTA CÁRDENAS

Se ha ido y se siente una profunda tristeza, ya no estará más con nosotros. Es la sensación de vacío que se siente cuando un familiar o amigo nace a la vida eterna. Hoy fue mi amigo, un sacerdote al que aprecié desde el que le conocí, con un carácter tan positivo y una fe en Cristo como pocos.

Padre Fitta, lo voy a extrañar.

Nuestra amistad nos llevó a trabajar juntos en el camino de la evangelización, realizamos grandes proyectos para acercar La Palabra a los corazones necesitados y nuestra amistad siguió creciendo. Sus planes, proyectos y sueños se vieron materializados y eso me alegra sinceramente. En su agitada vida repentinamente apareció la enfermedad, la cual comenzó a deteriorar su salud y como resultado, fueron frecuentes viajes con diferentes médicos y estudios para determinar la causa de su malestar, de acuerdo a lo que él me expresó, tenía días buenos y no tan buenos.

Ayer durante el programa que conduzco al cierre del mismo, llegó un mensaje que rompió mi corazón, el Padre Ramiro Fitta, había fallecido. Sin duda lo recordaré por siempre, por todas sus enseñanzas, por su esencia y gran calidad como ser humano. Aún recuerdo que la última llamada con él duró más de dos horas, en esa llamada telefónica hablamos de todo, de su situación, de sus anhelos y especialmente de lo que más le gustaba compartir el amor de Dios.

Ya no estará más, ya no podré marcarle para preguntarle cómo se encuentra y que planes tiene para desarrollar. Ahora tengo un amigo en el cielo, un ángel que cuidará de mis pasos como seguro lo hará con muchas de las personas a quienes conoció. Me despido con todo el dolor y tristeza con la que se despide a un verdadero amigo, sus frases y momentos quedarán en mi mente y corazón y como lo repetía frecuentemente: Contigo al timón ¡Nada pasará!

JESHUA HA MUERTO

En este momento todos lo han negado, no sólo Simón Pedro, todos lo han abandonado por temor.

En el cielo y en la tierra hay lágrimas de dolor, Jeshua ha muerto y con Él su misión, su compañía, sus risas y especialmente la forma en que enseñaba a los suyos. Dijo que regresaría de la muerte, pero los suyos se centran en su muerte.

Una cruz como testigo y dos ladrones de poca monta a su lado. Jeshua un hombre bueno, amado y odiado, jamás dejó ni dejará indiferente a nadie. Prometió que regresaría, pero en este instante, la verdad se presenta como la pérdida más grande: al Maestro lo han asesinado, sin motivos, ni razones. Parece que todo ha dejado de tener sentido, el discípulo más joven comparte en fragmentos lo que está sufriendo la Madre de Jesús y su hijo.

No hay palabras que expresen tanta burla, soledad y dolor físico que ha recibido como castigo. Dicen que han pagado a muchas personas para que estén en su contra, gritan frente a él, le escupen y se carcajean en su rostro, no lo conocen, la turba hace lo que les han pedido, Jeshua, no les ha hecho nada. ¡Qué dolor más grande sienten los cercanos!

Por su dolorosa pasión, hoy nos vestimos de duelo y tristeza, porque el Hijo del Hombre ha entregado su vida y muchos de nosotros seguimos siendo responsables, con nuestras acciones e incomprensión acerca de sus enseñanzas.

Su cuerpo está colgando de un madero ensangrentado, su cabeza luce una corona de espinas proclamándolo rey de los judíos.

UNA FAMILIA PARA NAVIDAD

Pocas veces nos detenemos a pensar en las personas que por diferentes circunstancias han dejado de tener familia nuclear, probablemente porque los integrantes han fallecido; tal vez, por la distancia o simplemente por la desintegración familiar.

Estas fechas son un tiempo para pasarla con la familia, pero quienes no pueden o no quieren, serán momentos en los que se enfrentarán a una realidad, las amistades por muy cercanas no cuentan con ese nivel de relevancia como el de la familia. Es por ello que, debemos cuidar, preservar y darle la importancia a nuestra familia nuclear, ya que al final será lo único que tengamos de forma certera.

Los lazos familiares nos permiten madurar entre los integrantes, es un crecimiento interior, no cabe duda que las mejores cosas suceden en familia y agregaría que, hasta las dificultades tienen otro sabor.

La amistad es hermosa sin duda, pero nada como estar con los tuyos, haber creado un hogar y no una casa, compartir con tus hijos y pasar tiempo de calidad con ellos.

La amistad fraterna es casi como ser familia, pero para ser sinceros, nuestras raíces están en esa convivencia estrecha al estar con los nuestros. Se trata de una complicidad que jamás se podrá alcanzar en otro círculo social, son códigos que se refuerzan con el tiempo y una familia es la más grande bendición que Dios nos puede regalar.

Tenerla no es fácil, sostenerla tampoco lo es, pero cuando dejas a un lado tus intereses y colocas a tu familia por encima de tus necesidades, entonces sucede el milagro. Todo en tu vida comienza a tener sentido y el propósito de cuidarla, amarla y respetarla se vuelve en la prioridad que llenará tu vida con amor. Se cumplirá la promesa divina: “Dios es amor”.

Dios está en tu familia, con los cercanos, con los pequeños, en nuestras necesidades y vulnerabilidades, en el dolor y en la alegría. Por eso, valoremos a nuestra familia, que en algún momento nos tendremos qué enfrentar a una realidad, nos iremos despidiendo de este lugar y entonces desearemos estar con ellos.

Hemos sido felices y no lo sabíamos, hasta que ya no están. Para algunos, su deseo en esta Navidad, será estar con los suyos y tal vez no lo puedan lograr por los diferentes aspectos, enfermedades, fronteras, por las guerras, por egoísmos; en fin, por diferentes historias y que al final pasarán esta fecha tan familiar en soledad.

Elevemos nuestras oraciones para que nuestros hermanos que pasarán Navidad solos, encuentren calma y un amigo que mitigue el dolor de la soledad.

“Danos, Dios nuestro, ese amor que se reflejaba en los gestos de Jesús, en su familia de Nazaret y en la primera comunidad cristiana”.

Quienes tenemos una familia, valoremos su importancia, que sean nuestras acciones las que expresen cuánto les amamos, para que un día volvamos a estar juntos en ese cielo prometido con nuestra familia celestial.    

¡Gracias Papá!

A vísperas de Navidad nos dejaste para emprender el viaje que todos, en algún momento realizaremos. Me inundan los recuerdos de tu presencia Papá, don Rafa como me gustaba decirte. Quienes te conocimos, sabíamos que te gustaba disfrutar la vida sin complicaciones, tu sonrisa franca contagiaba y todas tus anécdotas aunque parecían guiones cinematográficos, estaban cargados de verdad y por supuesto nos alegraron la vida.

Don Rafa, mi padre a quien tanto amo y amaré

Hoy te recuerdo con tanto amor, con todo lo que eras y lo mucho que representaste en mi vida. Van pasando los años y físicamente me voy pareciendo más a ti y eso me permite hacerte un homenaje con mi vida, saber que continúas con nosotros.

Siempre con porte, siempre con estilo.

Gracias por todo y por tanto. Tu partida no pudo ser más dolorosa ante los preparativos de Navidad, faltaban cuatro días para celebrar el nacimiento de Nuestro Salvador, así naciste a la vida eterna.

¡Allá nos vemos don Rafa! En vida te lo dije y ahora desde lo más profundo de mi corazón lo repito ¡Gracias Papá!

Llamados a la paz

Nos preparamos para una jornada mundial dedicada a la paz y es que los acontecimientos más recientes nos recuerdan que seguimos recurriendo a la violencia y a la destrucción para solucionar nuestras diferencias. Estamos en el siglo XXI y seguimos destruyendo y matando a quienes consideramos nuestros enemigos. En una etapa tan desarrollada como la que vive actualmente la humanidad, nos seguimos comportando como seres irracionales.

Sin importar la religión, todos los seres humanos estamos llamados a orar, pensar y sumarnos para que haya paz y se detenga la destrucción de vidas humanas, frenar el odio desmedido. Si seguimos por ese camino terminaremos aniquilándonos como especie y es que las dimensiones que ha alcanzado el conflicto entre Israel y Palestina son ya globales.

Photo by cottonbro studio on Pexels.com

Hoy más que nunca debemos construir la paz desde nuestra realidad, desde las acciones más pequeñas, porque eso al final es la paz: Armonía, respeto, cordialidad y negociación. ¿En qué momento perdimos la dimensión del respeto por la vida? Somos una especie en peligro de extinción, en el momento que entendamos esto, tal vez sea demasiado tarde.

Liberar rehenes, bombardear hospitales, atacar con cohetes a civiles, va más allá del entendimiento y de la razón ¿Hasta dónde quieren llegar? Los testimonios son desgarradores, nadie debería vivir algo así.

Es tiempo de unirnos como humanidad por la paz, dejemos las posturas de ganadores o perdedores, hay dolor y mucho, precisamente por eso debemos buscar la paz, para detener esta espiral de odio. La guerra es un negocio muy rentable, motivo por el que las naciones entran en conflicto.

Photo by Pixabay on Pexels.com

El llamado es al corazón de la humanidad, estamos llamados a la paz en los tiempos más difíciles y de gran dolor.

HEMOS OLVIDADO

Nuestros sueños cada día son interrumpidos por una alarma, tal vez estábamos en ese lugar idílico mientras dormíamos y abruptamente, ese sonido nos arrebata de aquel lugar o historia que jamás se volverá a repetir. Muchos tratan de olvidar sus sueños.

Photo by Denis Zagorodniuc on Pexels.com

Apresuramos nuestros cafés o tés, olvidando que cada sorbo es lo que deberíamos estar disfrutando, el tiempo apremia y hay que salir rápido del hogar. En esos momentos olvidamos que nuestra casa es el lugar más seguro y en el que deseamos estar.

Nos esperan calles llenas de autos, personas, una sinfonía desordenada que en segundos adquiere belleza, caos y orden. Olvidamos que somos parte de esa sinrazón, quienes vivimos en grandes ciudades entendemos que una pequeña acción traerá enormes consecuencias.

Photo by Kaique Rocha on Pexels.com

Trabajamos con reloj en mano, tiempo para entrar, tiempo para comer, tiempo para salir. Olvidamos que el tiempo es lo más valioso que tenemos y lo derrochamos en espacios donde se evalúa nuestro desempeño.

Regresamos a casa desgastados, con ganas de olvidar las complicaciones que se acumularon en el trabajo, con deseos de encontrar una razón para continuar.

Photo by Karolina Grabowska on Pexels.com

Vidas que se diluyen por incentivos que no llegan, personas que se confunden cuando no disfrutan su verdadera vocación. Olvidan vivir y darle sentido a sus vidas.

Por favor, no olvides vivir y disfrutar cada momento, encuentra aquello que te ofrezca gozo y que estés dispuesto a realizar sólo por la satisfacción de hacerlo. No olvides que la vida es muy breve y que dejar pasar el tiempo sin sentido es un grave error.

Ama, saborea, camina, disfruta el lento paso del tiempo, que en menos de lo que te imaginas la vida habrá dejado huella en ti.

Photo by Josh Willink on Pexels.com

BELLAS ARTES

Caminaba por Bellas Artes, en la ciudad de México. Ya había salido de la estación del metro y me dirigía rumbo a la Catedral, cuando sonó mi teléfono. Mi tía Rosita a quien recuerdo con mucho cariño desde mi infancia era quien me hablaba, su voz entrecortada sólo me indicaba que había una profunda tristeza en ella. Me detuve de golpe para escuchar cada palabra, una llamada de mi tía no era algo frecuente, mi mamá estaba en terapia intensiva, era la información más reciente y que tenía en mente. Pero la llamada, tal vez me confirmaba lo que mi corazón me estaba diciendo, es un sentido que todos los hijos tenemos, adelantarnos a las cosas que tienen que ver con nuestros padres. Lo sabía, esa llamada lo confirmaba. Me dijo: –Tu mami se ha ido­­­ –. En mi interior experimenté un dolor tan grande, algo que jamás podré expresar. “Mi mamita había muerto”.

Sé que es una frase tan dura, pero eso fue lo que mi mente le dijo a mi corazón, ella se había ido para siempre.

En un día de alegría nacional, donde la mayor parte de las personas que me rodeaban sólo querían empezar la gran fiesta de México, celebrar y disfrutar de un evento que nos une como nación. Sí, yo iba a trabajar como cada año a la Plaza del Zócalo, dirigiendo un evento donde la festividad es el ingrediente esencial, nada más contrastante que el fallecimiento de mi madre y la euforia popular de la celebración. En un momento, todo se detuvo a mi alrededor, mi mente comenzó a recordar la cantidad de veces que pasamos mi hermana y yo de la mano con mi mamá, por este emblemático lugar. Lo que en su tiempo se llamó la calle de “Niño perdido” ahora eje central Lázaro Cárdenas, tenía otro aspecto, ese que cambia cuando recibes una noticia tan impactante.

No recuerdo qué fue lo que dije, simplemente colgué y mi memoria en ese instante es difusa, recuerdo haber caminado y pasar los filtros de seguridad; también, recibí la llamada de mi esposa quien me decía con mucho amor que me ausentara el evento, que ella se encargaría de contactar a las personas responsables explicando mi situación. Le dije que no, que haría el evento y luego me iría al velorio de mi madre y así lo hice. Las horas pasaron más lento que de costumbre, mi corazón roto, pero la responsabilidad adquirida llevada de principio a fin. Nadie, absolutamente nadie se enteró de mi dolor, todo fue alegría y emociones desbordadas. Los conductores del evento me pidieron que saludara a mi madre, ya que eran compañeros de escenario de hace muchos años.

Salí de la Plaza de la Constitución con el corazón desecho, rumbo al velorio. Mi suegro y esposa pasaron por mí, a Bellas Artes, única vía disponible por la cantidad de personas que se dieron cita para gritar ¡Viva México!

Llegué a la medianoche, habían pasado muchas horas y ver el ataúd donde descansaba el cuerpo de mi madre, fue lo más doloroso que hasta ahora he podido experimentar ¡Mami ya llegué! Mis lágrimas fluyeron.

Mi hermana Gaby se encargó de elegir su ropa, con la que estaría por última vez entre nosotros. Hubo canciones, reflexiones y a los asistentes les pedí que por favor mencionaran cómo fue que conocieron a mi madre y es que había cientos de personas a quienes desconocía, así me fui enterando de las cosas buenas que mi madre había hecho por quienes estaban acompañándola por última vez.

Alguien comenzó a cantar una canción de cuna, así se fue mi madre de ese lugar, con una canción para dormir… eternamente.

15 de septiembre día en que se celebra a Nuestra Señora de los Dolores y la Independencia de México. Mamá ya son siete años de tu partida y me sigue doliendo tu ausencia.  

 

María Dolores Salomón «Bodokito»

Cambio de vida

Un cambio de vida no es nada sencillo. Cuando lo realizamos y justo en el momento que decidimos ajustar el camino, muchas veces nadie nos acompaña, más bien, experimentamos soledad en ese nuevo sendero, una extraña sensación de ser incomprendidos, hasta de sentirnos excluidos.

Elegir un cambio en nuestro camino, no es sencillo.

Las personas a nuestro alrededor y especialmente los más cercanos se sorprenden por nuestra “nueva manera de ser”, les cuesta trabajo comprender este rumbo en el que nos alejamos de ciertas actividades y nos concentramos en nuestro crecimiento personal y espiritual, cuando decidimos mejorar nuestra relación con Dios se nos etiqueta de diferentes maneras, muchas de ellas con burlas y hasta mofándose de nuestra actual manera de ser. Es un proceso de adaptación doloroso, muchas personas creerán que estamos transitando por algún momento difícil o que simplemente, deben darnos un tiempo para “volver a ser quienes éramos”.

«Nada más doloroso para la persona que ha decidido cambiar el rumbo de su vida hacia Dios».

Quienes hemos dejado de pertenecer al mundo, somos señalados y criticados, no entienden las razones por las que dejamos “eso” que tanto valoran los demás, para ser sinceros, es que ahora ya no lo necesitamos. Lo que nos ofrece el mundo con una envoltura de “novedad” o “tendencia”, ya no es relevante para muchos de nosotros y no se trata de quedarnos estancados o estar atrás, más bien; hemos evaluado con sinceridad lo que se nos ofrece.

Ya no nos dejamos impresionar por las cosas.

Nuestros gustos han cambiado y las prioridades son otras, ya no nos dejamos impresionar por las cosas de los hombres y ahora buscamos la novedad en Cristo, sus enseñanzas y los tesoros que están en el cielo. Nada sencillo de comprender para aquellos que siguen una vida terrenal, y por favor, no se malinterprete mi comentario, no es que seamos diferentes a nadie; porque entonces nos pondríamos en el mismo lugar que los fariseos a quienes Jesucristo señaló varias veces.

Lo que expreso es que ahora nuestros ojos están en el amor, la ayuda y compasión para nuestro prójimo, vemos cosas que a veces no se pueden ver con la verdadera intensión de un corazón dispuesto, cambiamos no para ser diferentes a nadie, más bien, como el resultado de una búsqueda que nos trae la verdadera paz, calma y serenidad.

Elijo a Cristo

Algo que no se logra de manera sencilla y, sin embargo, este reto ya está descrito en el siguiente texto bíblico: 

“Y se resistían a creer en él. Pero Jesús les dijo: —En todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra y en su propia casa”. Mateo 13, 57.

Que los nuestros nos acepten con este cambio no será tarea fácil, pero tampoco desmotivante para los creyentes, será cuestión de tiempo y que nuestro ejemplo sea el que hable. Nada más coherente para demostrar que realmente hemos cambiado.

“De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas”. 2 Corintios 5,17.

Todo es nuevo con Cristo.

Supera el desánimo

Jesús dijo una vez:

“Tengan buen ánimo; Yo he vencido al mundo.”

(Juan 16,33)

Todos somos víctimas del desánimo a veces. Este es un problema difícil, si no imposible, de resolver completamente, la vida no se puede vivir exclusivamente en el mismo nivel, tendrá sus subidas y bajadas. El problema es hundirse, hundirse, meterse en un valle y no salir, entonces se instala la depresión y nos volvemos miserables e inútiles. 

Dios no quiere que nos desanimemos. Él quiere que seamos felices.

Su mensaje es: «Tengan buen ánimo». Consideremos algunas formas de superar el desánimo.

El mensaje del Señor es: «Te amo… te necesito». (Marcos 11:3).

“Tú vales más que muchos pajarillos”. (Mateo 10:31).

Pablo enseña que cada miembro tiene un lugar vital en el cuerpo de Cristo. (1 Co. 12:13-27).

Podemos vencer el desánimo considerando lo inútiles que somos cuando estamos desanimados.

La Biblia nos enseña a animar a los hombres. (1 Tesalonicenses 5:11; Hebreos 10:24).

La percepción de la presencia de Dios hará una diferencia en nuestras vidas. (Salmo 46:1; Mateo 28:20; Hebreos 13:5, 6).

Podemos vencer el desánimo a través de la oración.

Debemos aprender a llevar nuestras causas de desánimo al Señor en oración. (Filipenses 4:6, 7).

A lo largo de la vida, todos experimentamos momentos de tristeza, dolor y desánimo.

Pero en Juan 16:33, Jesús nos da una promesa que puede darnos esperanza incluso en los momentos más difíciles: «En el mundo tendrán aflicción, pero confíen, yo he vencido al mundo».

El desánimo es una realidad en la vida.

En Salmo 42:11, el salmista se pregunta por qué está abatido y por qué su alma está tan turbada.

El desánimo puede venir por muchas razones: problemas financieros, dificultades en las relaciones, enfermedades, fracasos, entre otras cosas. 

Todos en algún momento de la vida hemos pasado por situaciones difíciles que nos han llevado al desánimo. Pero, como el salmista en el Salmo 42, debemos aprender a reconocer nuestros sentimientos y buscar ayuda en Dios.

La esperanza en el desánimo viene de Dios.

En Salmo 121:1-2, el salmista declara que su ayuda viene del Señor.

En momentos de desánimo, es fácil sentir que estamos solos y que no hay esperanza.

Pero como creyentes, sabemos que Dios está con nosotros y que podemos confiar en Él.

Debemos acercarnos a Él en oración, leer su Palabra y buscar comunión con otros creyentes para encontrar la esperanza que necesitamos.

En Jesús encontramos la victoria sobre el desánimo.

En 2 Corintios 4:8-9, Pablo nos dice que aunque estamos atribulados, no estamos desesperados.

Jesús ha vencido al mundo y su victoria es nuestra también.

Cuando nos sentimos desanimados, debemos recordar que tenemos la victoria en Cristo y que Él nos fortalecerá para superar nuestras dificultades.

«En todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó». Romanos 8:37

El desánimo es una realidad en la vida, pero podemos encontrar esperanza en Dios y en la victoria que Jesús ha ganado por nosotros.

Cuando nos sentimos desanimados, debemos reconocer nuestros sentimientos, acercarnos a Dios y recordar que en Cristo tenemos la victoria.

«En el mundo tendrán aflicciones, pero confíen, yo he vencido al mundo». Juan 16, 33.

Que hoy y siempre podamos confiar en Él y encontrar la esperanza que necesitamos.

Puedes decir que conoces a Dios y Su amor, pero si tus acciones representan lo contrario, en verdad no sabes, o te has olvidado de quién es Dios y de Su amor. 

10.- “El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor”. 1 Juan 4, 8  

Esto dice directamente que puedes pensar que conoces a Dios y que conoces Su amor.

Sin embargo, si tu vida consiste solamente en cuidarte a ti mismo sin amar a otros, sin dar a otros voluntariamente, estás enamorado de ti mismo y tu corazón está envenenado con una ambición egoísta.

Si o que quieres es superar el desánimo, deberás desprenderte de todo aquello que te aleje de Dios, como el egoísmo, vanidad y superficialidad.